Cada persona a lo largo de su vida
atraviesa por momentos agradables, momentos difíciles, diferentes situaciones
que marcan cada vida en particular.
En esta ocasión la protagonista de
esta historia se llama Georgina Aires, única hija del matrimonio formado por
María Moraes y Roberto Aires. Nacida el 15 de enero del año 1988, una mañana
muy calurosa según su madre, en la ciudad de Posadas.
Tuvo una linda infancia, consentida
por sus padres, que siempre fueron muy trabajadores y quienes le enseñaron
buenos valores. A los 5 años empezó jardín de infantes en una guardería, allí
se quedaba desde las 8 de la mañana hasta pasadas las 6 de la tarde, horario en
que su mamá salía del trabajo.
Desde la primaria le gustaba mucho la
materia matemática y fue una alumna muy aplicada. En su adolescencia le hizo
renegar bastante a sus padres, pero nunca descuido sus estudios. A los 17 años
se recibió en la Escuela de Comercio N* 6 Mariano Moreno en la orientación
Economía y Gestión de las Organizaciones.
Siempre con ganas de salir adelante y
orgullosa de sí misma por haber escuchado los consejos de su padre, que siempre
le decía “nunca pongas un cigarrillo en la boca y cuidado con el alcohol, los
vicios te llevan por mal camino”. Había aprendido a ser independiente y pensaba
lo antes posible conseguir un empleo para ayudar a sus padres.
Al cumplir los 18 años comenzó a
trabajar como cajera en un supermercado, ayudaba a sus padres y podía comprarse
lo que deseaba. Se sentía bien, pero algo había quedado pendiente por hacer: estudiar
la carrera de Contador Público que se había propuesto en la secundaria.
Entonces se preparó para rendir el
ingreso, aprobó y tuvo que dejar de trabajar para dedicar su tiempo a los
estudios. Pero no todo sale como planeamos siempre, las decepciones llegan; a
pesar de varios intentos por aprobar la materia Algebra no lo pudo lograr, se
decepcionó y abandonó la carrera.
Al poco tiempo volvió a conseguir trabajo,
pero esta vez no con las mismas condiciones, ahora trabajaba más horas, pero
cobraba menos. Entonces fue cuando se puso a pensar en estudiar una carrera más
corta y se decidió por Periodismo General.
En el año 2009 comenzó a cursar en el
Instituto Hernando Arias de Saavedra de su ciudad natal y fue allí que conoció
a Fernando Gonzalez, quien es su esposo. A fines de ese mismo año, Georgina
empezó a tener algunos problemas de salud que se iban agravando rápidamente; cada
día se sentía más débil, pasaba la mayoría del tiempo en la cama con fiebre,
vómitos, mareos, dolores en el cuerpo y sus salidas eran solo para hacerse análisis
o atenderse en los sanatorios.
Los doctores se mostraban desconcertados
y no encontraban una solución a ese problema de salud, le realizaban
extracciones de sangre diariamente, hasta que descubrieron que un virus había
ingresado a la sangre y estaba alterando por completo su organismo.
En ese momento gris de su vida la fe
en Dios era su única esperanza, lo que la mantuvo en pie hasta que la respuesta
desde lo alto llegó: el doctor le dijo: “no entiendo porque, pero tus estudios están
todos normales, estás sana”. “Entonces descubrí que realmente Dios existe y nos
escucha” dijo Georgina sonriendo.
Su vida continuó con momentos muy
especiales: en el año 2010 se casó con Fernando y nació su primer hija Eunice,
al año siguiente nació su segunda hija Giovanna; ellos son sus tres pilares.
Por la situación económica y la crianza
de sus hijas tuvo que abandonar la carrera que estaba cursando por mucho tiempo,
pero este año decidió retomar los estudios junto a su esposo, por lo cual se
encuentra cursando el segundo año con muy buenas expectativas.
Para cerrar dice: “desde niña pase por
muchas dificultades, no todo fue color de rosas como dice el dicho, pero son
insignificantes frente a las cosas lindas que hay que resaltar”.
Esta historia de vida no es
extraordinaria, es simple, pero Georgina con 28 años pudo experimentar muchas
sensaciones; y de esto se trata la vida, de palpar cada momento sea bueno o sea
malo, disfrutar, olvidar, aprender, enseñar y sobre todo seguir adelante.
Podés centrar tu historia en un hecho puntual, ejemplo, atravesar un díficil momento en tu salud y de allí partir. Porque la historia no es una biografía sino más bien algún hecho a destacar, algo que amerite estar en un diario.
Por Georgina Aires.